Susana García Romero
Raquel García Morales
Virginia Pérez Moreno
Raquel García Díaz
Sweezy critica el
sistema económico actual en la medida en que no llega adaptarse a un patrón
hecho de conceptos que carecen totalmente de contenido social, esto se
ejemplifica en el caso del obrero que es explotado si recibe por salario menos
que el valor del producto físico marginal de su trabajo. Estos conceptos los
toma del lenguaje corriente, les extrae el contenido social y las categorías
universales que resultan y los aplica indistintamente a toda clase de sistemas
económicos. Parece que de esta forma el economista elude una exploración
sistemática de aquellas relaciones sociales tan universalmente consideradas
como concernientes a los problemas económicos, que están hondamente encajadas
en el lenguaje cotidiano del mundo de los negocios.
Por último hay que destacar que existen
deficiencias de la economía política moderna en cuanto a ser una verdadera
ciencia social de las relaciones humanas, por ello hay inconformidad con eso y
habrá que explorar otra manera de emprender el estudio de los problemas económicos,
de aquí se asociará el nombre de Karl Marx.
1. EL MÉTODO DE MARX:
Marx analiza la realidad mediante un método
básicamente histórico. Ya que para él, la realidad social no es el proceso de
cambio inherente a un juego de relaciones determinado, es el proceso histórico.
Los sistemas sociales como los individuos, recorren un ciclo de vida y
abandonan la escena cuando las formas de desarrollo de las fuerzas productivas
se convierten en su problema. Por lo tanto, el proceso del cambio social, no es
puramente mecánico, sino que es el producto de la acción humana limitada en
forma precisa por la clase de sociedad. Asimismo, del capitalismo se puede
entender y criticar lo que pasa dentro del marco del sistema, pero no se puede
entender ni evaluar lo que le pasa al sistema.
Marx, al aceptar la
trayectoria de la Rhenische Zeitung, entró en contacto con nuevas ideas
sociales provenientes de la ciencia del derecho y la filosofía, además de
conectar con ideas socialistas y comunistas, se involucró al estudio intenso del
socialismo y del comunismo. Para Marx, su principal preocupación, era la
sociedad en su conjunto, y sobre todo el proceso del cambio social. Siendo de
gran importancia la economía política, ya que en su esfera se encuentra el
ímpetu del cambio social. Marx no trataba de reducirlo todo a términos
económicos, sino que intentaba buscar la verdadera interrelación de los
factores económicos y no económicos en el conjunto social, desenmascarando así
la ley económica del movimiento de la sociedad moderna.
Sweezy destaca también cómo Marx utiliza
aquellos elementos del pensamiento de Hegel que hacían énfasis en el proceso y
desarrollo a través del conflicto entre fuerzas opuestas y en cómo siguió con
los conflictos históricos decisivos hasta sus raíces en el modo de producción,
hasta descubrir lo que llamó conflictos de clase.
En cuanto a la validez de las leyes o tendencias
en el volumen I de “El Capital” de Marx es relativa al nivel de abstracción en
el cual han sido derivadas y en la medida de las modificaciones que deban
sufrir cuando el análisis se lleva a un nivel más concreto. Gran número de
críticas hechas a la economía política de Marx, están basadas consciente o
inconscientemente. En cuanto a los resultados obtenidos de esta abstracción,
tienen un carácter provisional, por lo tanto su validez es relativa al nivel de
abstracción en el cual han sido derivadas y en la medida de las modificaciones
que deban sufrir cuando el análisis se lleva a un nivel más concreto. Una
abstracción apropiada debe responder a estas tres cuestiones: ¿Están hechas con
la debida consideración del problema que se estudia?, ¿Eliminan los elementos
no esenciales del problema? y ¿Se abstienen de eliminar los elementos
esenciales?
2. EL PROBLEMA DEL VALOR CUALITATIVO:
Sweezy habla de la mercancía como todo lo que se
produce más para el cambio que para uso del productor, por ello el estudio de
las mercancías es el estudio de la relación económica del cambio. Por otro
lado, el cambio, es anterior a la división del trabajo y causa de ella, la
producción de mercancías es la forma inevitable de vida económica, aunque luego
se contradice esta premisa, diciendo que la producción de mercancías es una
forma histórica condicionada y que de ningún modo puede presentarse como
manifestación directa del hombre.
En contraposición, para Adam Smith el origen de
todo es el aumento en la productividad es la división del trabajo, siendo Smith
incapaz de concebir la división del trabajo independientemente del cambio.
Para el autor, la forma universal e inevitable
de la vida económica es la producción de mercancías, que tiene sus raíces en la
naturaleza humana, siendo la ciencia económica es la ciencia de la producción
de mercancías. Marx no niega la existencia de una relación entre la producción
de mercancías y la división del trabajo, pero no se trata de ningún modo de la
firme y rígida relación que describe Smith. Para Marx, los productos frutos del
trabajo, sólo pueden convertirse en mercancías, los unos con relación a los
otros, como fruto de diferentes clases de trabajo. Por eso los economistas
deben dirigir su mirada al carácter de las relaciones sociales subyacentes en
la forma de mercancía, las tareas de la economía políticas no son sólo
cuantitativas sino también cualitativas.
Sweezy destaca que el valor de uso no da una
mercancía ningún carácter peculiar, este valor expresa cierta relación entre el
consumidor y el objeto consumido, sin embargo algunos piensan que éste estaba
excluido por Marx en sus investigaciones ya que no daba cuerpo directamente a
la relación social, pero el autor hace hincapié en que esto no es así, ya que
este es un prerrequisito del consumo y Marx no lo excluyó de su estudio. Para
Sweezy, dentro del valor de cambio, existe un valor que yace oculto. Por eso,
el trabajo abstracto, representado por el valor de las mercancías, es un
concepto importante en el pensamiento marxista, esta expresión equivale a lo
que es común a toda actividad productiva.
En cuanto a la materialización de las relaciones
sociales, hay que señalar su profunda influencia en el pensamiento económico
tradicional, ya que las categorías de la economía capitalista han sido
consideradas como si fueran inevitables categorías de la vida económica
general. Entonces, no se puede negar que algunos rasgos son comunes a todas las
formas de economía social o sistemas económicos sociales. No obstante
incluirlas todas éstas en un solo juego de categorías e ignorar sus diferencias
específicas, sería como una negación de la historia.
No hay que olvidar que los únicos que se preocupan
en poner al descubierto las relaciones sociales subyacentes en las formas de
producción de mercancías son los críticos del orden social como Marx. En una
sociedad capitalista, los individuos, como propietarios de mercancías, están en
un plano de igualdad perfecta, sus relaciones mutuas no son las relaciones
entre amo y siervo de un régimen de status personal, sino las relaciones
contractuales entre seres humanos, libres e iguales. Sin embargo el obrero no
advierte que su falta de acceso a los medios de producción lo obliga a trabajar
en condiciones dictadas por aquellos que tienen el monopolio de los medios de
producción y que, por lo tanto está siendo explotado para beneficio de otros,
igual como el siervo. Por el contrario, el mundo de las mercancías aparece como
un mundo de iguales, donde el obrero vende su fuerza y mientras se le pague su
verdadero valor, todas las condiciones están satisfechas, es decir se admite la
apariencia como verdadera representación de las relaciones sociales.
Entonces, sólo se puede ver con claridad la
verdadera estructura capitalista mediante un análisis crítico de la producción
de mercancías, un análisis que penetre a través de las formas superficiales de
hombre a hombre, donde. Esto hay que tenerlo muy en cuenta, debido a que la
producción de mercancías ha ocultado el verdadero carácter de las relaciones
sociales a las que da cuerpo, ha creado la racionalidad económica sin la cual
un pleno desarrollo de las fuerzas productivas sería imposible. A pesar de
esto, no se debe considerar el sistema como un todo planeado y racional, por
que existe una creciente irracionalidad en su funcionamiento como un todo.
Para finalizar hay que apuntar que según Marx el
capitalismo sería un sistema social que tiene dominio sobre el hombre, lo educa
hasta un punto en que es capaz de controlar su propio destino, al mismo tiempo
le impide advertir los medios de ejercer el poder que está a su alcance, y
desvía de sus energías por cauces puramente destructivos.
3. EL PROBLEMA DEL VALOR CUANTITATIVO
El punto de partida, para Sweezy es que en toda
sociedad, es esencial que el trabajo se aplique a la producción y que los
productos sean distribuidos entre los miembros de la sociedad, entonces, lo que
cambia en el curso de la historia es la forma de organizar y llevar a cabo
estas actividades. Para Marx, existe una correspondencia exacta entre las
proporciones del cambio y las proporciones del tiempo de trabajo. De esta
manera, en la determinación del valor no debe tomarse en cuenta más trabajo que
el socialmente necesario, es decir, necesario en las condiciones sociales
existentes, con las condiciones normales de producción y con el grado de
habilidad medio. Por otro lado, si la diferencia entre dos obreros es por
cuestión de entrenamiento, es que el obrero emplea indirectamente una parte del
trabajo de sus maestros y no sólo su propio trabajo. En la práctica, estas
diferencias pueden ser el resultado de una combinación de diferencias en
habilidad y entrenamiento. Para el autor siempre debe existir una relación de
cambio estable entre los productos, porque si no se produciría un
desequilibrio. Entonces, tanto la oferta como la demanda están equilibradas
sólo cuando el precio de cada mercancía sea proporcional al tiempo de trabajo
requerido para producirla o a la inversa, se establecerán precios
proporcionales a los tiempos de trabajo sólo en caso de que las fuerzas
competidoras de la oferta y demanda puedan trabajar libremente, por lo tanto,
la teoría de la determinación de los precios por la oferta y la demanda
concurrentes, no sólo no contradice la teoría basada en el trabajo, sino que es
parte de ella.
Entonces, La relación entre demanda y oferta,
explica por una parte las desviaciones de los precios de mercado, y por otra,
la tendencia a hacer fluctuar estas desviaciones, es decir a suspender el
efecto de la relación de demanda y oferta. Entonces, el precio de mercado de
una mercancía coincide con su valor real, en el momento en que oferta y demanda
se equilibran mutuamente y cesan de actuar.
En cuanto al valor de uso de las mercancías
individuales, el autor apunta que depende de la necesidad particular que cada
una satisface, en cambio, el valor de uso de la masa social de productos,
depende de la medida en que satisface en cantidad, una necesidad social precisa
de cada clase particular de producto. Por lo tanto, la necesidad social, es un
factor determinante de la cantidad de trabajo social que deben suministrar las
diferentes esferas particulares.
Sweezy dirá que en
cuanto a la ley del valor de Marx resume las fuerzas actuantes en una sociedad
productora de mercancías que regula, siendo éstas: las proporciones del cambio
de mercancías, la cantidad producida de cada una y la asignación de la fuerza
de trabajo a las diferentes ramas de la producción. Entonces, una sociedad de
productores privados que satisfagan sus necesidades por el cambio entre ellos
sería la condición básica para la existencia de una ley del valor. Siendo esta
última esencialmente una teoría de equilibrio general desarrollada en primer
término con referencias a la producción simple de mercancías y adaptada después
al capitalismo. De tal forma que en una sociedad productora de mercancías, no
simplemente existe el caos sino que también el orden.
El autor aclarará que a la hora de hablar de
precio de monopolio, queremos decir en sentido general un precio determinado
sólo por el deseo de adquirir de los compradores y por su solvencia,
independientemente del precio, que es determinado por el precio de producción
general y por el valor del producto. Por lo tanto, la demanda adquiere una
significación especial, ya que el control de la oferta por el monopolista le
permite aprovecharse de las condiciones de la demanda. Por otro lado el autor
señala que las relaciones de valor cuantitativamente son perturbadas por el
monopolio, él cual no altera las relaciones sociales básicas de la producción
de mercancías, ni cambia la conmensurabilidad esencial de las mercancías.
Entonces podemos seguir midiendo y comparando mercancías y conjuntos de
mercancías en términos de unidades de tiempo de trabajo, aún bajo condiciones
de monopolio.
4. PLUSVALÍA Y CAPITALISMO:
En este capítulo, el autor comenzará explicando
el concepto de capitalismo y todo aquello que le es necesario para que pueda
llevarse a cabo, el desarrollo de la producción de mercancías.
Es importante señalar la distinción entre
producción de mercancías y capitalismo, puesto que, aunque el capitalismo se
base esencialmente en ello, no toda la producción de mercancías implica
necesariamente el capitalismo. La diferencia principal del capitalismo se basa
en la compra y venta de la fuerza de trabajo, basándose por ello en continuas
relaciones de cambio, como bien expuso Marx, se trata de una nueva época en el
proceso de producción social. Y es que, en el capitalismo tanto los medios de
producción como la fuerza de trabajo son mercancías, por lo que poseen valor de
cambio.
Para conocer el origen de la plusvalía, según
Marx, es necesario analizar el valor de la mercancía fuerza de trabajo, siendo
ésta el trabajo mismo. El capitalista compra la fuerza del trabajo del obrero,
es decir, al obrero mismo, quien durante un periodo de horas laborales acordado
previamente, recibirá un salario (suma correspondiente al valor de los medios
de subsistencia del obrero), a cambio de realizar el trabajo que le sea
impuesto.
Dichas horas laborales, traducidas en la jornada
de trabajo del obrero, puede dividirse en dos partes; el trabajo necesario y el
trabajo excedente. El trabajo necesario es aquel que el obrero intercambia para
compensar sus medios de subsistencia, es decir, es el que obtiene el obrero a
modo de salario; mientras que el trabajo excedente es aquel que se da una vez
cumplido el trabajo necesario, convirtiéndose en plusvalía, y siendo un
beneficio perteneciente al capitalista.
También se supone que la tasa de ganancia es
igual tanto en las industrias como en las empresas. Si tanto las tasas de
plusvalía como las tasas de ganancia son iguales en todas partes, se entiende
entonces que, si el cambio de mercancías debe realizarse de acuerdo con la ley
del valor, la composición orgánica del capital debe ser igual en todas partes.
5. LA ACUMULACIÓN Y EL EJÉRCITO DE RESERVA.
El capítulo comienza describiendo una teórica
situación económica estable y sin acumulación de capital, llamada “Reproducción
Simple”. La producción se divide en dos amplias categorías: producción de
medios de producción y producción de artículos de consumo, y estos últimos, en
otras dos categorías (artículos necesarios para la vida y artículos de lujo).
Esto es la oferta total de mercancías. Por otro lado, los ingresos están
formados por tres categorías: ingresos que el empresario deberá invertir en
medios de producción, plusvalía y el salario. Esto se considera la demanda de
mercancías. Para que este sistema sea estable, el capital constante usado debe
ser igual a la producción total de la rama de bienes de producción, por lo que
el capital usado en la rama de artículos de consumo debe ser igual al valor de
las mercancías consumidas por los obreros y capitalistas dedicados a producir
medios de producción. Ambas ramas deben interaccionar entre ellas para
equilibrar la balanza, cuando el capital variable y las plusvalías de la
primera rama sean iguales al capital constante de la segunda, estableciéndose
un equilibrio entre la suma de la oferta y la demanda.
Marx introduce en concepto de “ejército de
reserva” o “población excedente relativa” para referirse a los obreros
desocupados, que mediante su competencia activa en el mercado de trabajo
ejercen una presión constante hacia abajo, en el nivel de salarios. El
empresario ha podido sustituir empleados por máquinas, para reducir el salario.
Por tanto, gran parte de este sector está formado por los que han sido
desplazados por las máquinas.
Un estallido de acumulación de capital puede ser
el resultado de una apertura de un nuevo mercado o de una nueva industria. Es
en estos casos cuando el ejército de reserva se vacía y desaparece el obstáculo
que frena el alza de los salarios. Pero en cada período de crisis, eliminación
de trabajo… se vuelve a reconstruir el ejército.
Según las teorías clásicas, los salarios se
regulan según factores externos al sistema (población). A estas teorías, Marx
incluye el empleo industrial y al ejército de reserva. Lo que en definitiva
viene a explicarnos Sweezy en este capítulo, es que según Marx, el ejército de
reserva es formado mediante las innovaciones tecnológicas para economizar
trabajo, y gracias a este, puede sobrevivir la plusvalía y la clase que ella
sostiene. Además, a este respecto Sweezy destaca la idea errónea de suponer que
la acumulación o bien la introducción de las máquinas para ahorrar trabajo
marche a un paso igual, como para mantener un equilibrio entre los salarios y
la plusvalía.
6. LA TENDENCIA DESCENDENTE DE LA TASA DE LA
GANANCIA.
Paul M. Sweezy presenta en este capítulo la Ley
de la tendencia descendente de la tasa de la ganancia que formuló Marx.
La formulación de la ley por Marx dice que
la acumulación del capital va acompañada por una
mecanización progresiva del proceso de producción. La misma cantidad de
trabajo, con un equipo más perfeccionado y eficiente, puede rendir más y
generar un aumento de los beneficios. Esto quiere decir que la productividad
del trabajo crece de forma continuada. Y es que, para Marx, la tasa de ganancia
es la fuerza impulsora de la producción capitalista. O dicho de otra forma, la
composición orgánica del capital crece también sostenidamente. De ahí derivó
Marx su “Ley de la tendencia descendente de la tasa de la ganancia”.
De este modo, si la tasa de la plusvalía es
constante, la tasa de ganancia varía en sentido inverso a la composición
orgánica del capital. Pero esto puede ser una mera tendencia, puesto que los
cambios son imprevisibles y pueden balancear o modificar los efectos sobre los
mismos.
Existirán ciertos obstáculos internos opuestos
al desarrollo de la producción capitalista, como expuso Marx, una composición
orgánica ascendente del capital expresa la creciente productividad del trabajo;
y la tasa descendente de la ganancia que la acompaña tiene que cerrar al fin
los cauces de la iniciativa capitalista.
Las causas contrarrestantes.
Marx se centra en cinco de las seis causas que
contrarrestan y anulan la “Ley general de la tasa descendente de la ganancia”
(quedando esta en una mera tendencia):
1ª. Abaratamiento de los Elementos del Capital
Constante. El uso creciente de maquinaria, eleva la productividad de trabajo,
lo que disminuye el valor por unidad del capital constante.
2ª. Aumento de la Intensidad de Explotación. Se
trata de producir más en menos tiempo, sin afectar la cantidad de trabajo
necesario, a través de los mecanismos de acelerar y estirar la jornada, lo cual
eleva la tasa de ganancia.
3ª. Depresión de los salarios más abajo de su
valor. Esto está determinado más por el mercado que por la voluntad de los
capitalistas.
4ª. Sobrepoblación relativa o “ejército de
reserva”. La existencia de trabajadores desocupados conduce a la creación de
nuevas industrias con una composición orgánica del capital relativamente baja y
una tasa de ganancia relativamente alta.
5ª. Comercio exterior. Abarata la adquisición de
materias primas y artículos necesarios, frente a la producción nacional.
Una crítica de la ley.
Es importante destacar también la existencia de
otras fuerzas, además de las mencionadas hasta ahora, que son significativas a
este respecto. Tales fuerzas pueden ser clasificadas en aquellas que tienden a
deprimir la tasa de la ganancia y aquellas que tienden a elevarla.
Fuerzas que tienden a deprimir la tasa de la
ganancia:
- Los sindicatos. Los trabajadores en reserva
son el principal obstáculo para los trabajadores que quieren beneficiarse del
desarrollo industrial, por eso se organizan en sindicatos.
- La acción del estado en beneficio de los
trabajadores. Leyes que benefician a los trabajadores, e igualmente a los
sindicatos ayudan a la depresión de la tasa de la ganancia.
Fuerzas tendientes a elevar la tasa de la
ganancia:
- Organizaciones patronales. Actúan para mejorar
la posición contractual del capital frente al trabajo, ejerciendo una
influencia ascendente en la tasa de la ganancia.
- Exportación del capital. Sirve para mitigar la
presión sobre el mercado de trabajo doméstico e impide la depresión sobre la
tasa de la ganancia.
- Formación de monopolios. los capitalistas lo
crean para aumentar su tasa de ganancia
- Acción del estado en beneficio del capital.
Tienen el efecto de elevar la tasa de la ganancia general.
8. LA NATURALEZA DE
LAS CRISIS CAPITALISTAS
En este capítulo Marx
nos habla de las crisis económicas. Para empezar, explica una transición de las
formas de transacción del trueque M-M (Mercancía contra Mercancía), a una forma
de cambio M-D-M (Mercancía contra dinero y dinero contra mercancía), en las
nuevas condiciones de una economía desarrollada. Con la aparición de la moneda,
le permite al productor vender su producto cuando éste terminado y con el
dinero puede hacer lo que a el le plazca. De este modo se ahorra mucho tiempo y
ayuda a la especialización, que es la base de la productividad incrementada.
Ahora bien, este
medio de cambio privado introduce la posibilidad de crisis de una índole nunca
sospechada en una economía simple, en la que el trabajo estuviera organizado y
los productos fuesen compartidos bajo la dirección de una sola autoridad. Si
falla un comprador-vendedor, se produce una crisis en cadena pudiendo afectar a
toda la economía. La consecuencia es que coinciden existencias de mercancías
invendibles y necesidades insatisfechas. Cada productor ha producido más de lo
que puede vender y se ha dado pues, una crisis de sobreproducción. Pero la
sobreproducción no es la causa de la crisis, sino el resultado de ella. Hay que
buscar las causas en la interrupción de la cadena compra-venta.
Hay dos tipos de
crisis: las relacionadas con la tendencia descendente de la tasa de la ganancia
y la crisis de realización (realización de valor). Desde el punto de vista del
análisis causal, los dos tipos de crisis plantean problemas diversos. En un caso
tiene que ver con movimientos en la tasa de la plusvalía y en la composición
del capital, quedando intacto el sistema de valor; y en el otro, tenemos que
ver con fuerzas todavía no especificadas que tienden a crear un déficit general
en la demanda de mercancías, en el sentido de ser insuficientes para comprarlas
todas con una tasa de ganancia satisfactoria. El punto de partida de la crisis
es en ambos casos un descenso en la tasa de la ganancia; pero lo que está
detrás del descenso en la tasa de ganancia en un caso, requiere un análisis muy
diferente del que requiere lo que está detrás del descenso en la tasa de
ganancia en el otro.